viernes, noviembre 30, 2012



El hielo cubre todo lentamente, lo cubre todo con su manto sutil y delicado. Es casi imperceptible.
Al mirar desde la ventana empañada, desde el calor buscado (el abrigo seguro, la promesa de un sueño recuperador que cura cualquier daño…) añoro cuando roza la punta de sus dedos en la noche más nítida, en la más luminosa oscuridad.

Escarcha, perfecto velo blanco que envuelve todo, que marea de belleza, que hipnotiza.
Quiero tocarte, quiero dejarme hacer en todos mis sentidos, quiero envolverme en tu cristal letal, abandonarme a tu delirio, salir, darte la vida, sentir que me apuñalas poco a poco con esa quietud tuya, que es mi aliento.

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