El hielo cubre todo lentamente, lo cubre todo con su manto
sutil y delicado. Es casi imperceptible.
Al mirar desde la ventana empañada, desde el calor buscado
(el abrigo seguro, la promesa de un sueño recuperador que cura cualquier daño…)
añoro cuando roza la punta de sus dedos en la noche más nítida, en la más
luminosa oscuridad.
Escarcha, perfecto velo blanco que envuelve todo, que marea
de belleza, que hipnotiza.
Quiero tocarte, quiero dejarme hacer en todos mis sentidos, quiero
envolverme en tu cristal letal, abandonarme a tu delirio, salir, darte la vida,
sentir que me apuñalas poco a poco con esa quietud tuya, que es mi aliento.
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