Pasan las ambulancias: algún alma se muda de ciudad y sueña con el agua templada de dicha; con la sonrisa leve del deseo; con la lágrima fácil de despedidas tristes y el apetito intenso de un desierto.
Vuela por la ciudad de fiesta, y los manjares y el olor van dando paso, cediendo los centímetros que le son tan valiosos -y seguros- a la aventura eterna del destierro.
El alma llana, fértil, continúa dando tumbos en silencio mientras sigue soñando con un niño, un pez o una tortuga. Todo va a depender de la ambición y la esperanza.
1 comentario:
Pocas cosas no dependen de la ambición o de la esperanza...quería felicitarte por el texto...y preguntarte por ese cambio de "configuración" del blog.
1 beso.
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