miércoles, abril 23, 2008

Pasan las ambulancias: algún alma se muda de ciudad y sueña con el agua templada de dicha; con la sonrisa leve del deseo; con la lágrima fácil de despedidas tristes y el apetito intenso de un desierto.

Vuela por la ciudad de fiesta, y los manjares y el olor van dando paso, cediendo los centímetros que le son tan valiosos -y seguros- a la aventura eterna del destierro.


El alma llana, fértil, continúa dando tumbos en silencio mientras sigue soñando con un niño, un pez o una tortuga. Todo va a depender de la ambición y la esperanza.

1 comentario:

Caronte dijo...

Pocas cosas no dependen de la ambición o de la esperanza...quería felicitarte por el texto...y preguntarte por ese cambio de "configuración" del blog.

1 beso.