miércoles, febrero 25, 2009

Rutina

Qué gran satisfacción llegar al telefonillo, marcar 421 y que una voz responda: -¿quién es?, y contestar con una voz muy suave, casi susurrante: -Merche, y que la voz repita ante en murmullo: -¿quién? Y, entonces, acercar la boca al micrófono y alegremente no llegar a gritar pero sí, con un tono más o menos cargado de locura, responder con vehemencia: -¡TU HIJA! y que te digan: -¡valeeeee! y luego abran.

1 comentario:

Mario Parra Cachada dijo...

¿421? ¿En qué clase de edificio vive tu madre?

Bien, bien. Me ha complacido ese relato de esa experiencia.